miércoles, 22 de mayo de 2013

Señor Presi tome asiento, voy a comentarle una cosilla...


¿Qué más da si no ven lo que hago de puertas para dentro? ¿Para qué voy a preocuparme de invertir mi tiempo y los recursos de mi empresa en dirigirme a mis empleados y comunicarme con ellos, si lo que me interesa es que rindan?

Y así es como (desgraciadamente) piensan muchos empresarios todavía en nuestro país.


Habría que robarles unos minutos de sus agendas de presidentes, directores, encargados, etc. para explicarles lo sumamente importante que es que sus empleados estén contentos con su trabajo, se sientan protegidos y sobre todo, y por encima de todo, que se sientan escuchados.

He llegado a esta conclusión basándome en lo que he ido viendo a lo largo de todos los trabajos por los que he pasado (si a algunos se les puede llamar tal). Pues bien, en la mayoría de ellos la comunicación vertical era casi inexistente, y en todo caso la había vertical descendente, y sin feedback por supuesto.


Es frustrante pertenecer a una empresa en la que por más que intentes comunicarte hacia arriba o bien te encuentras con personas que no saben hilar dos frases juntas, o si saben, no tengan medios para solucionar la papeleta o canales para delegar a un cargo superior el tema. O cómo ante noticias que implican directamente a los empleados hay una nube de misterio en la que todo es etéreo y difuso, y cuidadín, porque ante esta incomunicación aparecen las especulaciones y los rumores, y eso es lo peor que puede sucederle a una empresa.

El rumor tiene mil versiones diferentes y hace sacar conclusiones y datos que no son reales, da pie a cabilar sobre qué podrá ser cuando no disponemos de datos suficientes para armar la información, así que la completamos con lo que cada uno buenamente haya escuchado por ahí, o con la imaginación de otros que prefieren echar mano de la inventiva. Conclusión: cóctel explosivo.

No olvidemos que con las redes sociales en pleno auge la opinión de las personas y la información que manejan corre como la pólvora, y si algún tema interno "molesto" o "delicado" (los hay muy gordos) por una mala gestión llega a la opinión pública a través del personal interno y tu público EXTERNO se entera, amigo presidente, vas listo. ¿Has visto cómo la comunicación INTERNA sí es importante? 


Es una pena ver cómo en pleno 2013, auge de la comunicación y la información, todavía haya lugares de trabajo donde el empleado sea eso, un mero trabajador que llega, cumple con su tarea y se va a su casa hasta mañana.

Estamos en la era de la implicación, en la que las empresas han de hacer lo posible porque sus empleados se sientan "como en casa", que los tengan en cuenta y los valoren además de por su contribución laboral, por sus aportaciones para mejorar.

Que te dejen proponer, avanzar, ser creativo, proactivo, no solo gratifica al empleado sino que además es una inyección de talento para la empresa... y no olvides que un trabajador contento es la MEJOR forma de publicidad que puedes darle a tu marca, y encima gratis, anda que no.




Imagen: http://www.humorycomunicacion.com.ar/index.htm